El reto
Los objetivos principales de las autoridades de Stuttgart eran evitar que se cerrara de nuevo el terreno y utilizarlo para impulsar el desarrollo urbano sostenible de la ciudad.
Los objetivos principales de las autoridades de Stuttgart eran evitar que se cerrara de nuevo el terreno y utilizarlo para impulsar el desarrollo urbano sostenible de la ciudad.
La retirada del antiguo recinto hospitalario y la demolición de su modesta arquitectura de los años de la posguerra abrieron las puertas a la construcción de una nueva zona residencial.
Hoy en día, esta zona es una parte atractiva, céntrica y orientada al futuro de la ciudad que establece nuevos estándares en términos de eficiencia energética, sostenibilidad, diversidad funcional y social, y modelos de desarrollo cooperativo.
En 2014, a la ciudad de Stuttgart se le presentó una oportunidad de desarrollo urbanístico única. En una de las zonas históricas más grandes de Alemania, la modesta arquitectura de los años de la posguerra del Hospital Olga no calzaba con los edificios restaurados de fines del siglo XIX que la rodeaban. Cuando el Hospital Olga se incorporó al hospital central de Stuttgart, los edificios antiguos pudieron demolerse y el terreno pudo recuperarse para preparar el espacio liberado para la reurbanización.
Desde el principio, en el proyecto de conversión se fijaron altos objetivos de sostenibilidad y protección del clima, así como estándares de alta calidad en términos de planificación urbanística y aspectos sociales. Con el apoyo de los ciudadanos de Stuttgart, que participaron en el proceso de toma de decisiones de manera ejemplar, la ciudad creó un barrio orientado al futuro en una ubicación atractiva y central, que ha establecido nuevos hitos en eficiencia energética, sostenibilidad, diversidad social y funcional, y modelos cooperativos de desarrollo.
En estrecha colaboración con la ciudad de Stuttgart y las autoridades involucradas, Arcadis gestionó todos los procesos de planificación, licitación y supervisión del proyecto de demolición y despeje del terreno. La tarea fue todo un desafío dada la ubicación del terreno en el casco histórico, que tenía una superficie de 16.000 metros cuadrados y un volumen de 210.000 metros cúbicos de edificios de hasta 40 metros en altura, todos ellos enclavados en áreas residenciales.
Los edificios se revisaron antes de que comenzara la demolición para detectar y eliminar cualquier sustancia peligrosa que pudiesen contener. Durante las tareas de demolición fue necesario aplicar importantes medidas de prevención de emisiones (incluida la protección contra el polvo y el ruido). Todas las intervenciones que se realizaran en el terreno debían llevarse a cabo aplicando medidas de seguridad especiales, ya que podía haber bombas no detonadas. Por razones estructurales, parte del antiguo edificio tuvo que dejarse intacta y asegurarse. Durante todo el proyecto fue necesario realizar el achique de aguas subterráneas, porque algunos de los edificios tenían hasta tres niveles de sótanos por debajo del nivel del suelo.
Lo que hace que el proyecto sea único es el nivel de participación de la ciudadanía en todos los trabajos del terreno. En una etapa inicial del proyecto, las autoridades de la ciudad decidieron responder al deseo de los ciudadanos, que pedían participar con un proceso de desarrollo y planificación abierto e inclusivo.
Para todos aquellos involucrados, resultó evidente desde el principio que este proyecto de conversión tendría que cumplir los mismos altos estándares tanto en términos de sostenibilidad y protección del clima, como en cuanto a los aspectos sociales y de planificación urbanística. La selección de la ubicación en sí misma fue una elección de planificación urbana sostenible, y la sostenibilidad fue el núcleo de todas las fases de diseño y realización. La eficiencia energética es solo un ejemplo: la ciudad y los proveedores de servicios públicos trabajaron juntos para hacer realidad el primer sistema fotovoltaico de la ciudad con una salida máxima de 280 kW para los residentes de la urbanización. Una central térmica y eléctrica mixta con una huella de carbono sin igual genera 207 kW adicionales de energía térmica y 822.000 kWh de electricidad. La extraordinaria eficiencia energética de los nuevos edificios es un magnífico ejemplo de cómo la transición energética puede funcionar a nivel local.
Con la recuperación del terreno del antiguo Hospital Olga, la parte oeste de Stuttgart ha ganado una nueva y atractiva urbanización. En cuatro zonas de construcción, los promotores inmobiliarios y las empresas de construcción conjuntas construyeron 224 unidades residenciales, el 50% de las cuales están subvencionadas por fondos públicos. El jardín de infancia, el centro comunitario, las tiendas, los hogares y los espacios abiertos rebosan ahora de vida, lo que demuestra que este ambicioso enfoque de reciclaje del espacio urbano ha dado frutos y no solo para aquellos directamente involucrados, sino para toda la ciudad.
La nominación al premio Polis Award del proyecto de urbanización es la prueba de la participación de los comprometidos ciudadanos de Stuttgart y de los responsables de la toma de decisiones de la ciudad. También sirve como motivación para un futuro en el que los proyectos de gestión del espacio para preservar el entorno y de regeneración sostenible, cooperativa, participativa y socialmente equilibrada del casco urbano serán cada vez más comunes. Estos proyectos son el núcleo de las habitables y resilientes ciudades del futuro.