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Piet Dircke

Global Director for Climate Adaptation

Los veranos en las ciudades son cada vez más calurosos, y las olas de calor son más frecuentes y severas. Esto afecta tanto al medio ambiente como a la vida de las personas y sobrepasa la capacidad de adaptación de los sistemas naturales y artificiales. Para proteger los ecosistemas y las comunidades, tenemos que pensar en soluciones holísticas para combatir el estrés térmico urbano, asegurándonos de que nadie se quede atrás. Pero, ¿por dónde empezamos?

No tenemos que ir muy lejos para observar el impacto del cambio climático. En los Países Bajos, donde vivo, hemos sufrido una sofocante ola de calor este verano. Las temperaturas más altas se registraron en la ciudad de Maastricht, con 39,5 °C. En el Reino Unido también se produjo una ola de calor sin precedentes, con temperaturas superiores a los 40 °C, y se difundieron avisos ciudadanos en todo el país sobre cómo afrontar las altas temperaturas. Delhi alcanzó temperaturas aún más altas, registrando 49 °C en mayo; y varios estados de Estados Unidos (el más reciente, California) declararon "emergencias por calor", instando a la población a permanecer en casa o abriendo centros comunitarios para las personas que quisieran refrescarse.


Efectos del calor 

Hoy en día, las ciudades representan menos del 2 % de la superficie de la Tierra; sin embargo, producen más del 68 % de las emisiones de gases de efecto invernadero en todo el mundo, lo que contribuye al aumento de las temperaturas. Se prevé que otros 2.500 millones de personas residan en zonas urbanas en 2050, por lo que las emisiones de gases de efecto invernadero, y las temperaturas, no harán más que aumentar si no se adoptan medidas.

Las ciudades también absorben y retienen una enorme cantidad de calor. El "efecto isla de calor urbano", causado por la actividad humana y el diseño de los espacios públicos, será más pronunciado que nunca. Y esto supone un problema, ya que las ciudades actuales no están diseñadas para hacer frente a este aumento del calor. 

Entonces, ¿Qué podemos hacer para garantizar que las ciudades sigan adaptándose para proteger a los más de dos mil millones de personas (aproximadamente una cuarta parte de la población mundial1) que se estima que están en riesgo de exposición al calor urbano? La respuesta radica en encontrar soluciones innovadoras, sostenibles e inclusivas, sin emisiones de carbono, para hacer frente al aumento del estrés térmico urbano. Pero esto solo será posible si trabajamos colectivamente para idear planes creativos y adaptables, tanto a corto como a largo plazo. Proponemos algunas soluciones... 


Liderazgo y participación de la comunidad para estar mejor preparados hoy en día 

La exposición al calor extremo es muy desigual y afecta especialmente a las personas mayores que viven en las ciudades, a quienes padecen enfermedades y a las comunidades marginadas. Para asegurarse de que nadie se quede atrás, las autoridades y comunidades locales deben trabajar unidas para encontrar soluciones que beneficien al conjunto de la población. 

Podemos iniciar el contraataque con una acción rápida en el ámbito comunitario, creando entornos de apoyo a través de actividades como sistemas de colaboración para atender a las personas mayores y a quienes padecen enfermedades crónicas, distribución de botellas de agua y eventos comunitarios en los espacios públicos más frescos para dar un respiro a las familias y a las personas que viven solas, especialmente. Todo ello debe ir acompañado y respaldado por programas municipales que sitúen el "estrés térmico" en el centro de la agenda ciudadana. Además, resulta fundamental que exista un liderazgo claro en este ámbito para proporcionar el apoyo necesario y promover las actividades de divulgación. Muchas ciudades de EE. UU. han contratado ya a responsables de la lucha contra el calor para responder con urgencia a los largos periodos de calor excesivo, cada vez más frecuentes con el paso de los años.

Nina van Haren, del Ayuntamiento de La Haya (Gemeente Den Haag), reflexiona sobre el enfoque que debe adoptarse a la hora de desarrollar estos planes: "Los Países Bajos, especialmente las zonas densamente pobladas de La Haya, han experimentado veranos cada vez más calurosos en los últimos años. En el pasado, no nos centramos tanto en el problema del calor en el ámbito social, pero el impacto del aumento de las temperaturas en nuestras comunidades, especialmente en las más vulnerables, es preocupante. Las soluciones de adaptación basadas en las infraestructuras pueden ofrecer una respuesta, pero suelen tardar años en planificarse. Reconocemos que es necesario actuar hoy, y nos proponemos buscar soluciones concretas que proporcionen beneficios tangibles y equitativos a las personas más afectadas. A corto plazo, también tenemos que centrarnos en informar y concienciar a los ciudadanos sobre la manera de actuar durante las olas de calor. Nuestro objetivo es elaborar un plan local para hacer frente a las olas de calor que ayude a toda la comunidad, especialmente a las personas mayores, a las personas sin hogar y a las personas con problemas crónicos de salud".

 Arcadis asesoró a las autoridades de la ciudad sobre el desarrollo de su plan térmico local y su estrategia de comunicación.

La información obtenida de la comunidad también permitió desarrollar un plan proactivo para ayudarle a sobrellevar la situación a corto plazo, como compartir botellas de agua y designar espacios públicos para su uso como refugios ante el calor extremo.

"Los proyectos que abordan el estrés térmico suelen tener el potencial de inyectar nueva vida a una zona, por lo que, como diseñadores, arquitectos y planificadores urbanos, debemos hacer partícipes a los residentes en este proceso y adaptarlo a sus necesidades. Los resultados benefician a todo el mundo", señala Adrian Moredia Valek, consultor de Arcadis que investiga soluciones para el estrés térmico e investigador del programa de soluciones climáticas para los espacios exteriores, el Solutions for Outdoor Climate Adaptation (SOLOCLIM).


Soluciones innovadoras para inversiones fundamentadas 

Gran parte de lo que los responsables políticos y los gobiernos pueden llevar a la práctica depende en gran medida de la financiación y los presupuestos. A la hora de planificar la reurbanización, no solo hay que tener en cuenta la resiliencia frente a las inundaciones, la eficiencia energética y la economía circular, sino también si esta reurbanización será resistente al calor. Esto conlleva un reto adicional: ¿es posible predecir las olas de calor de forma que se pueda realizar la inversión adicional necesaria?

Aquí es donde las herramientas digitales desempeñan un papel clave. Si podemos aprovechar la tecnología para entender cómo se ven afectadas las comunidades por el estrés térmico y hacer que las comunidades locales participen en el proceso de resolución de los problemas, los beneficios pueden ser enormes. Uno de estos productos, que hemos desarrollado a través de una asociación global con Irys, es una aplicación de participación comunitaria que hace que la consulta a la comunidad sea fácil, inclusiva y accesible. Permite a los responsables de los proyectos entablar un diálogo bidireccional con la comunidad, ofreciendo a los ciudadanos o a las partes interesadas una forma rápida y cómoda de realizar aportaciones y comentarios.

Asimismo, en las primeras fases de la planificación, las herramientas digitales pueden ser muy valiosas a la hora de comprender la composición física de una zona, ya que ofrecen una visión objetiva de las disparidades geográficas que pueden estar agravando los problemas y que deben abordarse en la ciudad.

Por ejemplo, utilizando Tygron, un software de cartografía que dibuja un intrincado "gemelo digital" de una ciudad repleto de datos, nuestros equipos pueden hacer "zoom" e identificar los distritos, barrios y calles en los que determinados problemas, como el impacto de las temperaturas extremas, son más graves. Además, permite centrarse en estos corredores para encontrar soluciones de diseño espacial basadas en datos que puedan aliviar el estrés térmico en el barrio, incidiendo positivamente en aquellas zonas, infraestructuras y residentes que necesitan mayor atención.

Soluciones sostenibles y sin emisiones de carbono para combatir el estrés térmico urbano

Las ciudades están cada vez más congestionadas y, debido a la limitación de espacio y a los crecientes desafíos, necesitamos diseñar espacios públicos que sirvan para múltiples propósitos. Todas las construcciones deben estar preparadas para el futuro, es decir, deben proporcionar protección contra las inundaciones y actuar como refugios contra el calor o zonas frescas durante las olas de calor extremo, generar energía y, al mismo tiempo, crear espacios atractivos para que la comunidad pueda pasear y disfrutar.

Queda mucho por hacer, pero proponemos soluciones claras a largo plazo que, gracias a los datos y a los conocimientos, son a la vez sólidas y adaptables a la evolución del clima, los factores medioambientales y las necesidades de la población.

Algunos ejemplos son: 

1. La renovación de los espacios públicos con soluciones innovadoras, híbridas y basadas en la naturaleza: Si se utilizan de forma creativa y se respaldan con datos, pueden proporcionar soluciones de refrigeración naturales y mejorar la calidad de vida de la comunidad. Las instalaciones con agua, por ejemplo, proporcionan un efecto refrescante, mediante el cual el aire caliente evapora el agua, y esto a su vez, enfría el aire circundante. 

A medida que el calor aumenta en las ciudades, ¿cómo podemos bajar la temperatura?

En la misma línea, la ciudad de Róterdam está estudiando la posibilidad de transformar Hofplein, un cruce con un intenso tráfico, en un oasis verde. Utilizando el software Tygron, Arcadis pudo analizar las zonas óptimas para aumentar el número de espacios verdes, árboles e instalaciones con agua y crear corredores de aire naturales, que ayudarían a aliviar los calurosos días de verano. "La solución óptima, una vez implementada en su totalidad en 2030, podría hacer disminuir la temperatura máxima media en 7 °C, reduciendo considerablemente el estrés térmico del barrio", añade Bas.

Arcadis también está colaborando con la ciudad de París para transformar 100 hectáreas de asfalto mediante la plantación de 170 000 nuevos árboles de aquí a 2026. Nuestro equipo está realizando un estudio de viabilidad, un análisis medioambiental y maquetas digitales de tres de los cinco emplazamientos seleccionados, que demuestran el impacto de la "ecologización" de los espacios públicos de la ciudad a la hora de reducir la huella de carbono y limitar el calor. Este proyecto no solo contribuirá a "enfriar" la ciudad, sino que también transformará su aspecto, ayudará a reducir la contaminación atmosférica y, en última instancia, creará un lugar más agradable para la población parisina.

A medida que el calor aumenta en las ciudades, ¿cómo podemos bajar la temperatura?

2. El rediseño de las fachadas de los edificios con soluciones ecológicas: No podemos centrarnos en las soluciones híbridas, basadas en la naturaleza, e ignorar los edificios, que son uno de los componentes más importantes de una ciudad y están directamente relacionados con el estrés térmico. Durante las olas de calor, los edificios pueden desprender hasta un 20 % más de calor2. He aquí algunas soluciones sin emisiones de carbono que pueden ayudar a enfriar los edificios cuando aumentan las temperaturas.

  • Enfriamiento nocturno mediante ventilación natural para eliminar el exceso de calor y enfriar el edificio. Los edificios con suficiente masa térmica expuestos a la ventilación nocturna pueden reducir las temperaturas máximas diurnas hasta en 3 °C. Nuestro planteamiento para el Holland Casino Venlo es un buen ejemplo de ello: el diseño incluye una fachada y un techo pasivos de origen biológico, placas fotovoltaicas y un sistema de ventilación híbrido con esculturas en forma de flores que ayuda a captar el viento y proporcionar ventilación al edificio. 

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  • Cubiertas y fachadas verdes y reflectantes: Las cubiertas y fachadas verdes pueden ayudar a reducir la temperatura de los edificios hasta en 4 °C y su consumo de energía en un 0,7 %, en comparación con las cubiertas convencionales. Además, si se distribuyen extensamente en las ciudades y se aumentan los espacios públicos verdes, pueden moderar el efecto "isla" de calor urbano y reducir la temperatura ambiente en toda la ciudad. Wonderwoods, una urbanización parcialmente diseñada por Arcadis en Utrecht, es un ejemplo de ello. Su diseño de "bosque vertical", con fachadas y balcones plantados con variedades de árboles y arbustos locales, absorbe más de 5.000 kg de CO2 del aire de la ciudad al año.

    A medida que el calor aumenta en las ciudades, ¿cómo podemos bajar la temperatura?

3. El replanteamiento de infraestructuras y materiales: En el mes de julio, vimos cómo el aeropuerto londinense de Luton suspendió los vuelos por defectos en la superficie causados por la ola de calor y, en los Países Bajos, las calles de asfalto alcanzaron temperaturas de 52 °C. Gran parte de las infraestructuras están construidas con materiales que absorben el calor, lo que puede aumentar aún más el calor en las ciudades. 

Ramin Massoumi, Director de Soluciones Globales para Autopistas Conectadas de Arcadis, señala que esto también puede hacer que la infraestructura sea costosa y difícil de mantener. "El impacto del cambio climático puede incidir muy negativamente en nuestras infraestructuras de transporte si no se gestionan y mantienen de forma proactiva. Las soluciones a posteriori son costosas, ya que provocan paradas e interrupciones, afectan a los tiempos de desplazamiento y, en casos extremos, acarrean costosas sustituciones que pueden tardar meses o incluso años en llevarse a cabo".

En Australia, Arcadis trabaja en la modelización del "efecto albedo" de los pavimentos, es decir, su capacidad para reflejar la luz, lo que puede intensificar aún más el efecto "isla" de calor urbano. Gracias a estos datos, nuestro equipo puede obtener una imagen más completa del impacto del coste, la longevidad y los puntos de ruptura de los activos urbanos, como las infraestructuras viarias. Todo ello se tiene en cuenta desde el principio en nuestros procesos de toma de decisiones y diseño mediante una "etiqueta nutricional" en la que sustituimos los indicadores "nutricionales" tradicionales por indicadores de sostenibilidad como el carbono, el albedo y el coste del ciclo de vida.

Planteamiento conjunto

La intensificación de las olas de calor y los daños que provocan podrían ser motivo suficiente para convencernos de que debemos reducir las emisiones y frenar el cambio climático. Mientras tanto, tenemos mucho trabajo por hacer, tanto para reducir la temperatura en las calles durante las olas de calor como para cambiar la forma en que construimos y diseñamos nuestras ciudades para reducir el efecto "isla" de calor urbano. 

Las estrategias térmicas y una mayor predictibilidad para mitigar el efecto del cambio climático en nuestras ciudades, pero sobre todo en la ciudadanía, son actualmente una prioridad. Aunque se trata de una ardua tarea, no tiene por qué intimidarnos. En colaboración con los clientes, hemos tenido un éxito notable en todo el mundo, pero las ciudades se encuentran en distintas fases de establecimiento de estos marcos y objetivos para combatir el estrés térmico urbano. La pregunta que debemos plantear ahora es: ¿qué pueden aprender unas de otras y cómo pueden colaborar más allá de las fronteras para encontrar las soluciones más eficaces e integradas? La clave, de cara al futuro, está en un sólido liderazgo y la asunción de responsabilidades para abrir el diálogo, en pensar de forma más holística y transfronteriza en soluciones equitativas y basadas en la naturaleza, y en movilizarse a todos los niveles para actuar ya.


  1. Estudio "Global urban population exposure to extreme heat" (Exposición de la población urbana mundial al calor extremo) de la revista científica Proceedings of the National Academy of Sciences
  2. Biological and Environmental Research (Investigación biológica y medioambiental), Energy.gov

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