Desde mi época universitaria siempre he tenido la inquietud de dar un rol social a mi profesión. Al egresar de mi carrera trabajé dando ayuda técnica en comités de pobladores para acceder a la vivienda y presté apoyo técnico, luego del terremoto del 2007, en Tocopilla. En 2010, después del terremoto del 27F, fui voluntario en el desarrollo de catastros en los colegios afectados para ver la posibilidad de reanudar las clases.
Si bien en Arcadis uno de nuestros focos principales es trabajar en el diseño de proyectos sostenibles, también tenemos una faceta de carácter social que nos inspira: el Programa Shelter, bajo el alero de la Fundación Lovinklaan. Cuando me enteré del programa inmediatamente me interesó. Me pareció muy buena la iniciativa de que Arcadis pusiera nuestra experiencia técnica a disposición de países que estarían sufriendo alguna emergencia, causada por eventos naturales.
En asociación con ONU Hábitat, desde el año 2010 este Programa ha mejorado la calidad de vida de miles de personas en ciudades y poblados de alto crecimiento alrededor del mundo. La ayuda está dirigida a mejorar las condiciones de vida de todos los ciudadanos y asistirlos al enfrentar los desafíos en su desarrollo.
Como participante en una de las misiones, puedo dar fe que la experiencia es sumamente enriquecedora tanto para quienes reciben la ayuda como para quienes la otorgan. En mi caso, creo que la experiencia fue exitosa porque pudimos aportar a la ONU y al Ministerio de Vivienda de Ecuador con nuestra expertise, luego del terremoto que destruyó gran parte de sus ciudades. Además pudimos palpar la globalidad de Arcadis, donde la coordinación con colegas de otras oficinas en el mundo fue muy interesante. Hasta el día de hoy recurro a esos contactos y mantengo una amistad que generamos en esas 2 semanas de misión.
Por otro lado, al colaborar en las labores de reconstrucción tras el terremoto de Ecuador, pude notar que los chilenos tenemos bastante experiencia al respecto, principalmente gracias a los diseños y métodos constructivos que se han actualizado constantemente para brindarnos seguridad. Por lo mismo, tenemos mucho para aportar a otros países que están propensos a este tipo de eventos naturales.
Para mí esa oportunidad fue una gran experiencia. Hubo mucha química en el equipo Arcadis-ONU, lo que me deja muy contento por haber participado en esta instancia, pues es mucho lo que se gana con este tipo de vivencias: se aporta desde donde está nuestra mayor experiencia y ésta a su vez crece. Se generan lazos con otros colegas de Arcadis en el mundo y con personas valiosas. Se conocen otras realidades y otras culturas de trabajo. Son experiencias muy positivas para la vida donde lo más enriquecedor fue compartir con un equipo que tenía el mismo objetivo: apoyar el desarrollo sostenible de las ciudades.
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